Etapas del desarrollo II (6-12 meses)
En este segundo artículo acerca del desarrollo, continuamos con la explicación de los hitos de desarrollo de seis a doce meses en cada área. Al igual que en el artículo anterior, os explicaremos cómo se va desarrollando el bebé tanto a nivel de lenguaje y de alimentación como a nivel motor, cognitivo, emocional, socio-afectivo y en su autonomía.
Una vez aparecido el balbuceo en el medio año de vida, el niño comienza a vocalizar 4 o más sílabas diferentes, realizando soliloquios a los siete meses, volviéndose en la dirección en la que oye decir su nombre y solicitando las cosas orientando la atención del adulto. Ya a los ocho meses empieza a repetir sílabas labiales fundamentalmente papapa, mamama, baba... comienza a imitar sílabas y realiza un gesto cuando se le indica verbalmente (ej. lobitos), siendo a los nueve meses cuando emite y repite bisílabas, labiales, dentales y nasales (p, t, b, d, n y m) y empieza a comprender la prohibición, además de "protestar" cuando el adulto se prepara para irse, utilizar la mirada para "elegir a la persona con la que desea comunicarse" y cambiar su entonación para expresar deseos. A los diez meses el niño comienza a usar palabras de 2 sílabas (ej. tata, papa, mama) de forma inespecífica y responde a instrucciones de tipo social (ej. di adiós). También identifica a una persona familiar por el nombre u objeto significativo y emplea una o dos palabras con sentido referencial (persona, comida u objeto) llegado el año de vida. Además, a los doce meses, emplea tres o más palabras con sentido referencial; dos o más sonidos onomatopéyicos para designar objetos o animales; utiliza una jerga propia ininteligible e imita exclamaciones, gestos, inflexiones de voz, etc. Responde a la instrucción "dame" cuando se le acerca la mano, identifica 3 objetos habituales por su nombre, identifica una parte de su cuerpo, sigue órdenes simples (ej. ven, siéntate) y apunta con el dedo índice para solicitar o mostrar.
Otro aspecto importante en el desarrollo del bebé es su desarrollo alimenticio pues tras la introducción de la alimentación complementaria a los seis meses, el niño inicia la alimentación con cuchara y ya a los siete meses es capaz de masticar con movimiento vertical , deglutir papillas espesas y beber de una taza sostenida por un adulta. A los ocho meses de vida el niño es capaz de mordisquear una galleta o trozo de pan duro y a los nueves meses es capaz de sostener el biberón e intentar elevarlo para beber. A los diez meses el niño comienza a beber de una taza con pitorro o biberón con mínima ayuda, siendo capaz al año de vida de coger con los dedos comida de un plato, la mastica y la traga (usando pinza) y masticar sólidos suaves (tortilla, arroz, pasta, pan, jamón, queso fresco...).
Con respecto a su desarrollo motor, cabe destacar que el bebé a los siete meses se puede sentar solo sin apoyos, ha conseguido mayor destreza y soltura para la manipulación de objetos con ambas manos, manifiesta placer al jugar libremente boca abajo, es capaz de girar circularmente tumbado, comienza a desplazarse arrastrándose y, de pie, sostenido por el adulto, se balancea y hace intentos de salto. A los ocho meses, aparece el reflejo de apoyo lateral y es capaz de quitarse una sabanilla de la cabeza estando sentado sin apoyo sin desequilibrarse y de coger un objeto por encima de su cabeza. Pasa de boca arriba a boca debajo de forma autónoma y repta de forma independiente con la intención de explorar el espacio y también cuando le elogian. Comienza a mantenerse solo a cuatro patas, se balancea e inicia el gateo. Además, ya es capaz de soltar uno de los objetos que mantiene para agarrar otro, tirar los objetos al suelo en modo de juego y dar palmas con las manos y dedos abiertos. Asimismo, a los nueve meses, aparece el reflejo de apoyo posterior y es capaz de pasar de sentado a posición de gateo, comenzar a utilizar la pinza y sacar objetos de una caja pequeña. A los diez meses, el bebé va ganando mayor independencia con el dedo índice, sobre todo para hurgar, y puede sacar anillas u objetos similares de un soporte. También podrá girar sobre sí mismo en posición de sentado, pasar de posición de gateo a posición de sentado y comenzar a ponerse de pie agarrándose a una barandilla o soporte similar. Estos avances le permitirán a los once meses, perfeccionar estas habilidades y pasar de la posición de pie a cuclillas y gateo y andar casi sin ayuda. De esta manera, al cumplir el primer año, el bebé ya puede pasar de la posición tumbada a la sentada, mantenerse de pie pudiendo caminar lateralmente o con apoyos conequilibrio, realizar movimientos con finalidad, consigue la pinza digital, puede dejar objetos dentro de un recipiente, imita la construcción, hace garabatos, pasa las páginas de un cuento de cartón, emplea con soltura ambas manos y aprende a señalar.
A nivel cognitivo, cabe señalar que a los siete meses, el bebé ya es capaz de destapar un objeto situado bajo una sábana totalmente, busca o intenta tocar los objetos que desaparecen de su vista y comienza a reconocer los nombres de los objetos. A los ocho meses, el bebé comienza a calcular distancias, reconoce su nombre y empieza a señalar algunas de las partes de su cuerpo. Siendo capaz de explorar objetos desconocidos a los nueve meses, además de ser capaz de encontrar un objeto debajo o dentro de un recipiente sin verlo, tirar de diferentes soportes (mantel, cordel...) para conseguirlo o buscarlo atendiendo hacia donde ha caído o rodado. Ya a los diez meses, puede superar o apartar obstáculos para conseguir un juguete, busca los objetos que han salido de su campo visual para jugar con ellos y comienza a interesarse por los juegos de manos. Asimismo, se parecen importantes avances a nivel de memoria y atención y muestra mayor interés por los cuentos animados. Llegados los once meses, es capaz de entender preguntas sencillas y dar respuesta señalando, aprende a jugar al "toma y dame" e imita muecas y ya al cumplir el primer año, el niño es capaz de encontrar objetos abriendo las tapas de las cajas, repetir una actividad que ha provocado una reacción positiva en los demás y recuperar un objeto.
En cuanto a su desarrollo afectivo y socio-emocional, debemos tener en cuenta que de los seis a doce meses, la evolución del apego se caracteriza porque comenzará a ser evidente con las figuras de referencia y comenzará a rechazar verbal y no verbalmente a los desconocidos, sobre todo a los ocho meses cuando está en la etapa de la crisis de separación. Por eso, es común que el niño necesite de un objeto o peluche que le de seguridad cuando no estén sus figuras de apego. Esta dependencia irá dando paso paulatinamente a lo largo de los 3 primeros años de vida a la independencia y autonomía del niño siempre y cuando se hayan formado buenos lazos afectivos. Por otra parte, con respecto al desarrollo social del bebé, destacan varios aspectos como que a los siete meses el bebé reconoce los elogios de las personas de su alrededor y reacciona positivamente ante ellos y a los ocho meses comenzará a diferenciar entre desconocidos y extraños adoptando una posición de recelo o miedo ante los desconocidos. Por ese motivo, comenzarán a llorar cuando tengan que separarse de sus figuras de referencia, pondrán a prueba las acciones de sus padres y aparecerán las primeras rabietas cuando algo no le gusta. Ya a los nueve meses comenzarán a interesarse por otros niños y a jugar cerca de ellos, sin embargo, aún no tendrán la intención de jugar entre ellos. Asimismo, provocarán o tenderán los brazos al adulto para que los cojan, siendo a los diez meses cuando aparecerá la intención de hacer reír a los demás como medio social de comunicación o mirarán lo que le indica el adulto sin que se lo se señale. De esta manera, a los doce meses serán capaces de diferenciarse de los demás y de interactúar de modo sincrónico. También aprenderán nuevas conductas sociales como dejar sus juguetes, compartir algo espontáneamente con adultos, colaborar en su higiene personal y llamar la atención de los adultos intencionalmente para jugar.
A nivel emocional, destaca que el niño ya va siendo consciente de lo que es familiar y de lo que no es, experimentando diferentes emociones. Además, comenzará a llorar de frustración cuando las cosas no salgan como él espera y desarrollará la inteligencia emocional desde edades muy tempranas , permitiendo que el bebé adquiera las habilidades emocionales basadas en la identificación, expresión, utilización, comprensión y regulación de las emociones propias y las de los demás.
Por último, en cuanto a la autonomía del bebé, tenemos que tener en cuenta que en estos meses, el niño comienza a explorar sin reposo lo cercano, lo inmediato, sin demandar al adulto. A partir de los 12 meses colabora a la hora de vestirse y desvestirse, lavarse y secarse las manos y se siente incómodo y protesta al haberse hecho "caca".
Es de suma importancia proporcionar al bebé diversas oportunidades de aprendizaje en un entorno afectivo y de confianza
Referencias bibliográficas.
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